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BIO

Assumpta Bou, tiene una formación a caballo entre la filosofía y las bellas artes. Como no podía ser de otra forma, inició un viaje al mundo clásico que la llevó por el mediterráneo e Italia hasta llegar a Roma. Allí entró en contacto con la joyería arqueológica y empezó su camino como orfebre en la “Accademia delle arti orafe di Salvatore Gerardi" bajo la tutela de Antonio Antonelli. Viajó después a Florencia para estudiar los procesos de granulación etrusca en la escuela Alquimia y de allí a Todi para aprender del maestro y joyero Giovanni Corvaja. Con la cabeza llena de ideas y el legado greco-romano a la espalda, Assumpta vuelve a Barcelona para seguir completando sus conocimientos, esta vez en fundición y forja clásica, en el Taller de Jaime Díaz. Más adelante, perfecciona el arte del clavado, el dibujo y la cera en Jorgc, escuela de joyeros, orfebres , relojeros y geólogos de Cataluña. 

 

Actualmente, Assumpta trabaja en su taller haciendo colecciones personalísimas y que ella cataloga como “joyas de inspiración arqueo-mediterránea”. Combina su trabajo diario de orfebrería con periodos académicos tanto aprendiendo como enseñando. Cada pieza es una forma de conocimiento, una lección de historia que conecta la belleza del mundo de época en época. La belleza entendida como un lenguaje universal al margen del tiempo y de la cultura. Para Assumpta, cada pieza la acerca más a entender ésa idea pero confiesa que “no sé si existe un final, aprender es mi motor, mi pasión”. 

En el Taller

El taller es mi medio. En él estoy desde la mañana hasta bien entrada la tarde para propiciar que todo lo bueno que pueda pasar , pase dentro de él.

Desde pequeña tengo especial predilección por las herramientas, me recuerdo ahorrando a los 10 años para comprar un pupitre de carpintero con todas su herramientas de metal, chiquitas, útiles, versiones generosas en miniatura para niños creativos. Hacer lo que sea con mis manos ha sido siempre algo natural y que me  ha ayudado a representar el mundo interior que todos albergamos. Y digo con las manos, porque la tarea de todo creativo es bajar  lo que está en las ideas, lo que bulle en la cabeza y en los sueños, y que necesita de cuerpo para ser.

Mi nundo interior se esculpe en oro, en gemas de colores suaves o de colores vibrantes, en madera, en monedas que nos cuentan historias perdidas, en cristales envejecidos y enterrados durante dos mil años, en la materia natural e imperfecta. En la materia que transita.

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